Sobrevivimos en una sociedad que está contínuamente lanzándonos ideas erróneas sobre la felicidad, el éxito y los secretos sobre cómo triunfar en la vida, pero para alcanzar la verdadera felicidad, hay que intentar alcanzar la tranquilidad.
Nos llena de ansiedad y estrés darnos de bruces con la realidad de abandonar ciertos sueños e ideales de juventud, y cuando entramos en la edad adulta con todo lo que ella conlleva, tendemos a perdernos y a desviarnos de lo que de verdad importa.
El tiempo y la tranquilidad son los valores máximos a los que debemos aspirar cuando la mecánica laboral, el rimo frenético de una sociedad llena de dudosos valores y las relaciones personales nos lo permitan.
Cuando hay falta de paz interna es complicado valorar lo positivo que nos ocurre y aunque es evidente que no podemos hacer que no existan los problemas, se puede aprender a vivir con ellos; el secreto está en poner en práctica estrategias eficaces para que esas dificultades no nos priven del sosiego y la calma.
A continuación, os damos diez claves básicas para vivir más tranquilos, para vivir al fin y al cabo.
1. Aprender a priorizar. Es vital saber identificar qué cosas de las que nos pasan importan y cuáles no, darles a cada una su lugar y saber asignarles un grado objetivo de importancia.
2. Identificar los momentos de malestar. Saber qué nos hace sentir mal e intentar no perder la calma en esos momentos, es la mejor herramienta para que la próxima vez todo nos afecte menos.
3. Hacer una lista escrita con todo aquello que nos atormenta. Algo tan básico como escribir en un papel aquello que nos entristece o asusta, es un ejercicio totalmente sanador porque nos hace sacar fuera lo malo y nos ofrece una perspectiva que no nos da la introspección.
4. Ser flexibles ante posibles cambios. La rueda de la vida no para de girar y va a empujarnos, en incontables ocasiones, a ser flexibles, a abandonar nuestras zonas de confort y a adaptarnos a los cambios. Mente abierta para todo y para todos.
5. Destinar momentos concretos para preocuparnos. No es que debamos vivir sin preocupaciones, pero a todos esos pensamientos negativos que nos abordan hay que dedicarles el tiempo justo y hacerlo como un hábito. Todo se verá más claro tras esos instantes de reflexión.
"En el intervalo que separa dos deseos reina la calma. Es el momento de libertad de todos los pensamientos."
Swami Sivananda
6. Hay que evitar montarse películas. Si hay algo totalmente evidente, es que la imaginación vuela libre y alto pero para bien y para mal. Todo suele ser mucho peor en nuestras cabezas que en la realidad y es algo absurdo sufrir por cosas que no han pasado y no sabemos ni siquiera si pasarán.
7. El ejercicio es una terapia infalible e inmediata. Tener una actividad física habitual es una vía extraordinaria para mantener el equilibrio emocional. De hecho, en momentos de tensión o confusión, es buena idea hacer una sesión de ejercicios, o simplemente salir a caminar a buen paso. El cambio es inmediato y notorio.
8. Estar en contacto con la naturaleza. Tomar conciencia de lo que nos rodea y nos regala la madre tierra y formar parte de eso desde el respeto, es vital para llenar de paz el espíritu. El sol, respirar aire puro, bañarse en el mar o sencillamente observar un paisaje, nos reubica y nos hace agradecer.
9. Simplificar es la base de todo. No es más feliz el que más tiene si no el que menos necesita. Regalemos lo que no usamos, deshazgámonos de aquello que no sea imprescindible, busquemos métodos para hacer más en menos tiempo, en resumen, volvamos a lo básico.
10. Confiar en la intuición. Dejémonos llevar, dejémonos ser y pensemos menos en las consecuencias. Es mucho más frustrante quedarse con las ganas que tener que curarse las heridas y encima, aprendemos mucho menos.