El excéntrico arquitecto desarrolló un programa educativo basado en cualidades tan artísticas como espirituales.
Controvertido arquitecto y artista, Frank Lloyd Wright marcó un antes y un después en el mundo de la arquitectura. Combinó nuevos enfoques y materiales de construcción con ideas igualmente flexibles e innovadoras.
Tras sus inicios como contratista en proyectos públicos y privados como los Midway Gardens de Chicago y el Imperial Hotel de Tokio, con la debacle de la Gran Depresión a partir de 1929 se produce un cambio drástico en su forma de trabajar. En 1932, ya con una familia rota y un intento de suicidio en su pasado, Frank Lloyd Wright puso en marcha una idea que hubiera sido difícil de prever: la creación de una escuela.
Igual a su obsesión por integrar los paisajes con los espacios "abiertos" dentro de sus construcciones, estaba Taliesin Fellowship. La fundación con sede en Wisconsin propuso un nuevo modelo para la formación de arquitectos y artistas. Era uno en el que se debían considerar los aspectos técnicos de la construcción, así como los aspectos personales e incluso espirituales de los estudiantes.
La tarifa de entrada no era "espiritual" en absoluto, ya que la escuela era más cara para asistir que Yale o incluso Harvard. Pero las tareas de los estudiantes incluían no solo el estudio de los modelos de arquitectura de Wright, sino también el trabajo en los campos cultivando, limpiando y presentando obras cortas para los invitados de su excéntrico maestro.
Foto: © Solomon R. Guggenheim Museum
De este programa pedagógico sui generis surgieron las diez cualidades que Wright pontificó eran necesarias no solo para la construcción de edificios, sino para sociedades enteras (la lista fue rescatada por OpenCulture). De acuerdo con su teoría de la arquitectura orgánica, y aunque no siempre los practica el propio maestro, estos indicadores forman tanto una ética como una estética de las cualidades deseables en los futuros constructores, quienes a través del material deben (trans)formar tanto el espacio como la sociedad:
I. Un ego honesto en un cuerpo sano – buena correlación
II. Amor a la verdad ya la naturaleza
III. Sinceridad y coraje
IV. Capacidad de acción
V. El sentido estético
VI. Valoración de la obra como idea y de la idea como obra
VII. Fertilidad de la imaginación
VIII. Capacidad de fe y rebelión
IX. Desprecio por la elegancia común (inorgánica)
X. Cooperación instintiva
h/t: Faena Aleph