En mitad de todo el caos que supone existir y formar parte de la sociedad que nos ha tocado vivir, todos y todas nos hemos preguntado mil veces por el verdadero sentido de la vida, por aquello que entendemos que le da un sentido pleno. La respuesta está en el hinduismo.
Gracias a Joaquín C. Bretel.
Una parte importante de la sabiduría milenaria del hinduismo está condensada en su noción de purushartha, o los propósitos de la vida humana. Desde tiempos remotos abundan en la literatura india tratados sobre los cuatro tipos de actividades a las que una persona debe consagrarse para satisfacer todos los aspectos de su existencia, tanto colectiva como individualmente.
La clasificación es la siguiente: dharma (ley, deber), artha (medios (materiales) de existencia), kama (placer, amor) y moksha (liberación espiritual).
La riqueza de estos cuatro términos no se puede abarcar en este artículo. Se podrían escribir capítulos enteros solamente sobre la etimología y el campo semántico de estas palabras. Particularmente dharma y artha tienen numerosos y muy diferentes significados.
Dharma, según el contexto, puede significar ley, orden, religión, realidad, verdad, propósito, fenómeno, enseñanza, etc. Artha suele significar cosa, objeto, objetivo, propósito, significado, materia, realidad, prosperidad, etc.
Sabemos, sin embargo, que en este esquema dharma tiene la connotación fundamental de deber, de seguir la ley, de cumplir con un rol establecido o una vocación para mantener la armonía de la sociedad, el cosmos y el individuo.
Artha aquí tiene que ver con con el desarrollo de medios, con la riqueza material, con los aspectos de carrera, familia, con obtener los bienes materiales o mundanos para poder mantener el dharma y poder ejercer luego funciones elevadas como kama y moksha.
El término kama generalmente significa deseo o amor (en el sentido de eros). En este esquema supone el disfrute de la madurez de la vida, desde los placeres conyugales hasta placeres sensuales como la comida o placeres estéticos como la poesía, la música y la danza.
Moksha significa liberación, emancipación, específicamente del ciclo de muerte y renacimiento del samsara. En la India existen diversas escuelas filosóficas que enseñan métodos y resultados distintos, pero la gran mayoría proponen el desapego y la contemplación como vías.
Esto genera una tensión en tanto que artha y kama suponen la búsqueda de bienes materiales y la indulgencia frente al deseo, lo cual contradice el ideal de la renuncia, pero existen numerosas formas de resolver estas tensiones.
Una de ellas es el esquema del caturvarga, igualmente ancestral. Este esquema divide la vida de una persona -generalmente, en la India antigua esto significaba un hombre de la clase brahmánica- en cuatro estadios.
El primero es el brahmacharya o estudiante célibe, el segundo es el grihastha o padre de familia (literalmente, el que está o tiene casa), el tercero es el vanaprastha o el que reside en el bosque, y el cuatro es el sannyasa o renunciante.
Varios autores han querido mapear estos estadios con el purusartha. El Kamasutra, un texto dedicado al artha del placer, señala famosamente:
"La vida de un hombre es de cien años. Dividiendo ese tiempo, uno debería atender a los tres propósitos de la vida de tal forma que se soporten mutuamente y no lo contrario. En la juventud se debería dedicar a cosas que le brinden provecho (artha), como los estudios, en la madurez al placer (kama) y en la vejez al dharma y al moksha".
Kamasutra, 1.2.1–1.2.4
Otros han visto una correspondencia entre dharma y el estadio del brahmacarya, pues aquí se realiza el entrenamiento dentro de la ley y el orden social y se comienza a pagar la deuda con los ancestros. Esto significaría, sin embargo, que kama y artha estarían unidos en la segunda etapa y la tercera y la cuarta serían para moksha.
Aunque no sin cierto debate, en general los textos indios enseñan que moksha es por mucho el más importante de los cuatro estadios. Los textos con mayor prestigio suelen ser textos dedicados a moksha, tales como las Upanishad, los Brahmasutras o la Bhagavadgita. No obstante, las grandes épicas, el Ramayana y el Mahabharata, son textos universales en los cuales se abordan las cuatro actividades y objetivos de la vida humana.
Idealmente, el individuo pasaría primero por una etapa de estudio bajo la guía de su gurú, aprendería sánscrito, recitaría los Vedas y las diversas ciencias, cumpliría con los diversos rituales y sacrificios, incluyendo casarse y tener hijos. En esta etapa podría gozar de cierta refinación estética, pero siempre bajo el orden establecido (amor, pero bajo ley).
Al cumplir con su deber y al haber conocido la variedad del mundo, podría pasar a la auténtica consumación de la vida, encarnando la sabiduría: renunciar al mundo, encontrando la única libertad auténtica en la unidad con el Brahman, reconociendo que su alma es idéntica a la totalidad del universo (ante lo cual, incluso el más extenso reino mundano palidece).
En uno de sus últimos textos, el gran estudioso del pensamiento antiguo de la India y Grecia, Roberto Calasso hizo una mención sobre la sociedad ideal, probablemente haciendo eco del purusartha indio.
Según Calasso una sociedad deseable sería aquella que no está ensimismada, sino que sirve "de soporte de otra cosa: contemplación, conocimiento, placer, arte".
Gracias a Pijama Surf.
h/t: Pijama Surf