¿Alguna vez hemos sentido algo de mbuki-mvuki?
Nos referimos a un irresistible deseo de "quitarnos la ropa mientras bailamos".¿O Quizás un poco de kilig, la agitación nerviosa que se siente al hablar con alguien que nos gusta? ¿Y qué de uitwaaien, que sintetiza los efectos revitalizadores de pasear mientras sopla el viento?
Son palabras tomadas del bantú, el tagalo y el holandés, respectivamente. Y están incluidas en un proyecto de la University of East London, Reino Unido, que intenta captar la variedad de sabores de las buenas sensaciones (en algunos casos agridulces) que se encuentran en todo el mundo.
"Son palabras que ofrecen una forma distinta de ver el mundo", dice Tim Lomas, responsable de la iniciativa.
En su opinión, incorporarlas al vocabulario podrían ayudar a un conocimiento más variado y rico del propio ser. Su inspiración original se produjo al oír el concepto de sisu en finlandés, una especie de "determinación extraordinaria ante la adversidad", una idea que para los finlandeses nativos no tenía un equivalente exacto en otros idiomas, incluido el inglés.
Fascinado, comenzó a buscar más ejemplos, indagando en la literatura académica y pidiéndole a todos sus conocidos extranjeros que le hicieran sugerencias.
Muchos de los términos se refieren a sentimientos positivos muy específicos:
Desbundar (portugués) - perder las inhibiciones al divertirse.
Tarab (árabe) - un estado de éxtasis o embelesamiento provocado por la música.
Shinrin-yoku (japonés) - la relajación conseguida al bañarse en el bosque, en sentido figurado o literalmente.
Gigil (tagalo) - el irresistible deseo de pellizcar o estrujar a alguien amado o apreciado.
Yuan bei (chino ) - una sensación de completa y perfecta plenitud.
Otras palabras, sin embargo, representan experiencias más complejas y agridulces, que podrían ser cruciales para nuestro crecimiento y florecimiento general:
Natsukashii (japonés) - un anhelo nostálgico por el pasado con felicidad por el grato recuerdo, aunque tristeza de que ya no esté presente.
Wabi-sabi (japonés) - una "sublimidad oscura, desolada" centrada sobre la fugacidad y la imperfección en la belleza.
Saudade (portugués) - un anhelo melancólico o nostálgico por una persona, lugar o cosa que está lejos, ya sea espacialmente o en el tiempo - una añoranza vaga, ensoñadora por fenómenos que quizás ni siquiera existan.
Sehnsucht (alemán) - literalmente "anhelos de vida", un deseo intenso por estados alternativos y realizaciones de vida, incluso si son inalcanzables.
Adicionalmente, la lexicografía de Lomas también catalogó las características personales y comportamientos que pueden determinar nuestro bienestar a largo plazo y las formas como interactuamos con los demás:
Dadirri (aborigen austaliano) - un acto espiritual profundo de reflexión y escucha respetuosa.
Pihentagyú (húngaro) - significa literalmente "con un cerebro relajado", y describe a personas ingeniosas que pueden improvisar chistes o soluciones sofisticadas.
Desenrascanço (portugués) - salirse ingeniosamente de una situación problemática
Iktsuarpok (inuit) - la anticipación que uno siente cuando espera a alguien, por la cual sales a cada rato para ver si la persona ya llegó.
Sukha (sánskrito) - verdadera felicidad duradera, independientemente de las circunstancias.
Orenda (hurón) - el poder de la voluntad humana para cambiar el mundo frente a fuerzas poderosas, tales como el destino.
En el futuro, Lomas espera que otros psicólogos puedan comenzar a explorar las causas y consecuencias de esas experiencias. Y sospecha que familiarizarnos con las palabras podría, en realidad, cambiar nuestra forma de sentir, al llamarnos la atención sobre sensaciones efímeras que hemos ignorado por mucho tiempo.
Por David Robson | BBC Future