Aunque muchos creamos que las leyes y las reglas de la lengua las imponen los ilustres y los célebres que ocupan los asientos de la Real Academia Española, lo cierto es que quiénes de verdad las escriben somos nosotros y nosotras.
Las palabras son aquellos entes mágico y léxicos que dan forma y nombre a cosas tan maravillosas como el amor, la resiliencia o la serindipia, pero además también dejan testimonio de nuestra evolución como sociedad e incluso de hechos históricos o movimientos sociales.
El uso de términos que se van incorporando en nuestra manera de comunicarnos es lo que hace que cada año la RAE incorporé nuevas palabras al diccionario más usado y respetado de nuestro país.
'Micromachismo', 'puntocom', 'portuñol', 'conspiranoia' o 'videojugador' son algunos de los términos que se acaban de incorporar al diccionario cuya última actualización suma más de tres mil novedades, tanto enmiendas como adiciones, incluidas en su edición digital.
Por iniciativa de Javier Marías, escritor y académico fallecido este año y cuya pérdida ha destacado de nuevo la RAE, se han incluido en el diccionario 'sobrevenido' (impostado o artificial); 'hagioscopio' (abertura pequeña hecha en la pared de una iglesia para ver el altar) o 'traslaticio' (perteneciente o relativo a la traducción).
Nuevos usos de palabras en gastronomía, ocio, sexualidad y género, bastantes vocablos de especialidades de ciencia, industria y tecnología, medicina, física o química, medioambiente, economía y derecho o deportes son las temáticas que más novedades aportan a la nueva actualización del diccionario.
Por eso de que si no se dice, no existe, nos alegra que la RAE haya decidido incluir en su glosario de realidades el término micromachismo acuñado por el psiquiatra Luis Bonino y que: "alude a comportamientos de control y dominio de 'baja intensidad' “naturalizados, legitimados e invisibilizados que se ejecutan impunemente, con o sin conciencia de ello”.
Las palabras siguen siendo el reflejo de lo que debería pasar y de lo que no. No olvidemos llamar a las cosas por su nombre que para eso tenemos un lenguaje muy rico.
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