Cuando ya teníamos asumido que éramos un desastre, que lo nuestro no tenía remedio y que teníamos que hacer un sobreesfuerzo para no olvidarnos de las cosas importantes, llega este estudio de la Universidad de Toronto que argumenta que, en realidad, nuestra inteligencia podría estar por encima de la media.
Hasta ahora, las investigaciones neurobiológicas asumían la incapacidad de recordar las cosas como un fallo en los mecanismos encargados del almacenamiento o la recuperación de información.
Podemos decir que los estudios sobre la memoria tendían a centrarse en los mecanismos involucrados en el almacenamiento de información, conocidos como persistencia, sin prestar atención a los involucrados en el olvido, conocidos como transitoriedad.
Paul Frankland y Blake Richards, investigadores de la Universidad de Toronto, decidieron explorar en esta otra línea para descubrir que las personas olvidadizas no es que no tengan la capacidad de recordar las cosas, sino que podrían estar deshaciéndose de lo insignificante, y reteniendo lo que es relevante, lo que nos permite poder tomar decisiones importantes.
El profesor Blake Richards, defiende que "el objetivo real de la memoria es optimizar la toma de decisiones, hacer que las personas puedan tomar decisiones inteligentes en determinadas circunstancias. Y para eso, olvidarse de las cosas sin importancia puede ser fundamental".
Algo así como que para retener la información que realmente nos será útil, necesitamos deshacernos de todo aquello que no.
De hecho, otro estudio reciente realizado por el laboratorio de Frankland, demuestra que el crecimiento de nuevas neuronas en el hipocampo parece promover el olvido.
Una teoría muy interesante, pues este área del cerebro genera más células en las personas jóvenes, lo que podría justificar el motivo por el que los adultos tenemos pocos recuerdos de nuestra vida antes de los cuatro años.
Entonces, ¿por qué nuestros cerebros gastan tanta energía almacenando recuerdos, pero también gastan energía tratando de olvidar la información?
Hay dos explicaciones que argumenta Richards para ententer esto:
- Por un lado, en un mundo en cambio constante, la información se queda rápidamente antigua y obsoleta, con lo que no es importante recordarla.
- Por otra parte, entra en juego el concepto conocido como regularización. Este proceso trabajaría de una forma similar a los ordenadores, acumulando grandes cantidades de datos para a partir de estas, hacer generalizaciones.
Para conseguir esto es necesario que se olviden ciertos detalles para priorizar la información esencial que es la que nos llevará a estas conclusiones generales.
Por lo tanto, a partir de ahora, recordemos que olvidar cosas, no nos convierte en una calamidad, sino que probablemente lo que nuestro cerebro esté haciendo es eliminar información inútil para ayudarnos a tomar mejores decisiones.