Según la Asociación Española de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS), entre un 15 y un 20 % de la población presentamos una mayor actividad de procesamiento sensorial.
Esto supone que estas personas -a las que se denomina como Personas Altamente Sensibles- perciban y procesen la información sensorial de una manera diferente, lo que hace que puedan tener ciertas necesidades vitales.
Los sonidos altos, las imágenes duras o violentas, las luces y sonidos excesivos o las aglomeraciones pueden afectar a estas personas profundamente. También un exceso o demasiada intensidad de información pueden estresarles o saturarles.
Sin embargo, estos individuos también tienen otras capacidades positivas como el ser conscientes de percibir detalles sutiles, el tener una mayor profundidad y elaboración de pensamiento, más capacidad de empatía, facilidad para desarrollar actividades relacionadas con la creatividad y con el arte y en general, una mayor consciencia global.
También son capaces de procesar mucha información, pero en contrapartida necesitan periodos de descanso para recuperar el equilibrio. No gestionar adecuadamente estos rasgos puede llevar a estas personas a sufrir de estrés, ansiedad e incluso depresión, pero bien canalizados, puede ser algo satisfactorio.
La Asociación Española de Psicólogos y Profesionales de Alta Sensibilidad (PAS) ha desarrollado dos tests, uno para adultos y otro para niños que nos pueden ayudar a identificar esta peculiaridad.
Desde su web, esta misma asociación puntualiza que estas son unas pruebas orientativas, ya que un diagnóstico exacto debería ser identificado por personal especializado.
De igual manera defienden la importancia, para la calidad de vida de las Personas Altamente Sensibles, de conocer las características de este rasgo y saber gestionarlas de manera adecuada, así que os recomendamos que hagáis este sencillo test para conocer si sois una de ellas.
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