De “Mi gran noche” a “Me estoy quitando”: la doble vida de las canciones

Hay canciones que son como una camiseta vieja pero infalible: siempre están ahí, listas para salvar el día. Las has escuchado tantas veces que ya forman parte de tu ADN emocional. 

Pero, ¿y si te dijéramos que esa canción que coreas con tanto fervor en el karaoke tiene un pasado oculto? ¿Que esa melodía que has bailado con pasión desenfrenada en bodas, verbenas y fiestas de pueblo es, en realidad, otra bajo un disfraz?

Las versiones musicales tienen el curioso poder de transformar por completo una canción, dándole nuevos matices o incluso un significado radicalmente distinto al original, como las que te presentamos a continuación. Prepárate para dejarte sorprender y, quién sabe, tal vez hasta redescubrir tu playlist de siempre.

1. Raphael vs. Adamo: Mi gran noche

Cuando piensas en Mi gran noche, probablemente visualizas a Raphael con su chaqueta impecable, cantando a todo pulmón sobre esa noche mágica en la que todo es posible. Optimismo puro, un mensaje perfecto para esos días en los que necesitas subirte el ánimo.

Raphael

Pero el origen de esta canción es menos "gran noche" y más "noche regular tirando a deprimente". En la versión original francesa, Tenez-vous bien de Salvatore Adamo, el protagonista es un joven que se escapa de casa, acaba en un bar lleno de desconocidos y se ahoga en whisky mientras las chicas bailan sin hacerle el más mínimo caso. Vamos, un himno al desamor y la soledad.

Raphael, en cambio, la vistió de gala: arreglos elegantes, estilo soul y una letra llena de esperanza. Lo que en francés era un drama personal, en español se convirtió en una fiesta intergeneracional. La canción se convirtió en el rey del "todos a cantar" , desde bodas a festivales indie, pasando por tertulias futbolísticas.

Un clásico que demuestra que, con un buen giro, hasta el desamor puede ser inspirador.

La versión original, interpretada en castellano, por Adamo.

2. Frank Sinatra vs. Claude François: My Way (Comme d’habitude)

¿Quién no ha escuchado a Frank Sinatra cantando My Way y ha sentido un nudo en la garganta? Ese himno a la vida, a los errores y a las decisiones tomadas con orgullo es una joya universal… aunque en su versión original francesa, Comme d’habitude, es todo lo contrario.

La letra de Claude François, escrita tras su ruptura con France Gall, habla de un matrimonio sumido en la rutina, de hacer el amor "como siempre", de desayunos en silencio. Vamos, no es precisamente lo que imaginas al escuchar a Sinatra cantando que lo hizo "a su manera".

Paul Anka, que descubrió la melodía en un viaje a Francia, vio su potencial, compró los derechos por cuatro duros y le dio un giro total. Pasamos de un tedio matrimonial a una oda a la autonomía. 

Frank Sinatra

Un dato curioso:  la versión de Sinatra tiene tanta intensidad emocional que en Filipinas se prohibió cantarla en karaokes debido a los altercados e incluso crímenes relacionados con interpretaciones desafinadas del tema.

La versión original, interpretada en francés por Claude François.

3. El Chaval de la Peca vs. Izhar Cohen: A-ba-ni-bi

En los 90, El Chaval de la Peca, con sus pintas estrafalarias y su lunar gigante, resucitó este tema eurovisivo israelí de 1978. Su versión fue puro humor y nostalgia, una mezcla explosiva que se convirtió en el rey de las fiestas y discotecas.

El chaval de la peca

Para quienes salían de fiesta en aquella década, A-ba-ni-bi era un himno ineludible: sonaba en bodas, discotecas, y verbenas, y su ritmo pegadizo garantizaba que nadie se quedara sentado. Pero lo que quizás no sabías mientras lo dabas todo en la pista es que esta canción no es solo un clásico festivalero; también esconde un mensaje profundo.

En su versión original, interpretada por Izhar Cohen, habla del amor secreto, ese que sentimos pero no nos atrevemos a confesar. Incluso el título, A-ba-ni-bi, es un guiño a un lenguaje infantil secreto en hebreo, como un código para hablar de sentimientos ocultos sin ser descubierto. ¿Quién lo diría, verdad?

La versión original, en hebreo, interpretada por Izhar Cohen.

4. Duncan Dhu vs. Joe South: Jardín de Rosas (Rose Garden)

Duncan Dhu tomó este éxito country y lo transformó en un tema pop que prometía amor y sueños sin fin. Pero si escuchas la versión original, Rose Garden, escrita por Joe South y popularizada por Lynn Anderson, la historia es muy diferente.

Duncan Dhu

En lugar de prometer un cuento de hadas, South dejaba claro desde el principio: "Nunca te prometí un jardín de rosas". Era una advertencia honesta sobre el amor real, sin adornos ni expectativas imposibles. Duncan Dhu, por su parte, lo convirtió en una declaración de esperanza y romanticismo.

Ambas versiones tienen su magia, pero hay algo genial en esa dualidad: la brutal sinceridad del country frente al optimismo del pop.

La versión en inglés que popularizó Lynn Anderson.

5. Kortatu vs. Toots and the Maytals: Sarri Sarri (Chatty Chatty)

Cuando Fermín Muguruza se encontró con el reggae jamaicano,nació un amor para toda la vida. Chatty Chatty, de Toots and the Maytals, narraba con su inconfundible cadencia caribeña la traición de un amigo demasiado bocazas. 

Pero Kortatu lo llevó por un camino completamente distinto, convirtiéndolo en la crónica de una audaz fuga carcelaria que bien podría ser el guión de una película de acción:un concierto,unos  altavoces y una huída que dio vida a un himno.

Kortatu

La canción no solo conecta dos estilos aparentemente opuestos, sino que demuestra cómo la música puede ser el hilo que teje historias de aquí y de allá, desde el calor de Jamaica hasta las calles del País Vasco. Porque al final, todo gran tema tiene ese algo que lo convierte en leyenda.

La versión original, en inglés, de Toots and the Maytals.

6. Extremoduro vs. Tabletom: Me estoy quitando

Si alguna vez has coreado Me estoy quitando en un botellón, cerveza en mano y con alma desgarrada, quizá le debas una reverencia a Tabletom. Antes de que Extremoduro la convirtiera en un himno directo y accesible, esta joya ya brillaba con luz propia en la versión original de Tabletom, esa banda a la que se etiquetó dentro del rock andaluz pero que era mucho más que eso: fusión de varios géneros y duende malagueño.

Portada del disco Agila, de Extremoduro.

La canción nació de la mente del carismático Rockberto, líder de Tabletom y un personaje deslumbrante, entrañable e impredecible. La inspiración surgió de una respuesta simple pero poderosa de su amigo Camarón. En una entrevista, cuando le preguntaron sobre su lucha con las adicciones, él, con su inconfundible temple, respondió: "Me estoy quitando"

Extremoduro tomó esta obra compleja, le quitó algunos versos, le puso un traje más crudo y directo, y la lanzó al gran público, convirtiéndola en un clásico del rock español. Pero si escuchas con atención la versión de Tabletom, te encontrarás con un universo mucho más libre, que no tiene prisa por llegar al final porque cada acorde y palabra son parte del viaje.

La versión original, interpretada en directo, por Tabletom.

La moraleja aquí no es decidir cuál versión es mejor, sino celebrar cómo la música viaja, se transforma y toca a diferentes generaciones de maneras únicas. Las versiones nos recuerdan que lo que amamos hoy puede tener raíces que ni imaginamos. Así que la próxima vez que tararees tu canción favorita, pregúntate: ¿conoces su verdadera historia?

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