«En el libro delibero sobre la vida cuando los tiempos de producción desaparecieron y solo nos quedaron los tiempos de vida».
Desde hace seis años, cada martes el escritor y filósofo José Miguel Valle se sienta frente a su computadora para escribir un artículo en el blog Espacio Suma NO Cero.
Semanalmente elucubra desde ese lugar público sobre las interacciones humanas. Sus textos son invitaciones a un vivir más auténtico y cuidadoso que reconoce la interdependencia con que somos al unísono.
Durante la pandemia duplicó sus citas creativas en la plaza virtual y de ahí ha surgido el libro que acaba de publicar con la editorial CulBuks: Acerca de nosotros mismos. Ensayos desde el confinamiento.
El libro en papel está disponible en este enlace.
Entrevista, por Eimi Gond Dasein
Buenos días JMV, un placer contar con su presencia. Nos gustaría que se presentase para quienes no le conocen.
Me dedico a la creación e impartición de conocimiento sobre la aventura humana. Muchas de mis deliberaciones las deposito cada semana en el Espacio Suma NO Cero, pero también en ensayos que requieren una forma de tematizar diferente. Hay dos tipos de literatura: la que te empequeñece y te paraliza y la que te emancipa y te exhorta a tomar conciencia de tu condición de nómada encaminado hacia lo posible. Desde hace ya unos cuantos años intento que mi escritura pertenezca a este segundo grupo.
¿Cómo se aproxima a sus artículos del Espacio Suma NO Cero?
Escribir es hacer existir algo que antes no existía. Intento aprovechar ese mágico momento de creación ritualizada para saber cosas que hasta ese momento no sabía, o se presentaban excesivamente desdibujadas en mi argumentario. Escribir me devuelve menos borroso a la cotidianidad. Cuando construyo mis artefactos textuales me gusta mezclar el lenguaje académico, coloquial y literario. Busco que la reflexividad de mis textos tenga la capacidad de sugerir vida como logran hacerlo los textos literarios y poéticos.
¿Cómo surge el libro Acerca de nosotros mismos. Ensayos desde el confinamiento?
Surgió por azar, como surgen la mayoría de las cosas de la vida. Cuando uno analiza retrospectivamente lo que ahora goza de centralidad en su biografía descubre que lo que ocurrió perfectamente podía haber no ocurrido.
Hay mucha más aleatoriedad de la que admitimos en aquellos actos en los que sin embargo nos arrogamos su autoría. Cuando llevaba unos cuantos textos escritos en el Espacio Suma NO Cero me di cuenta de que lo inédito del confinamiento había hipertrofiado mi creatividad y mi sensibilidad deliberativa. En realidad, no solo la mía, sino la que se estaba entablando en la conversación pública, sobre todo la que se concelebraba en las periferias de los órdenes hegemónicos. De forma inconsciente estaba participando de esa conversación con mi escritura.
En mitad de la cuarentena advertí con sorpresa que mis rituales creativos de los martes y los viernes habían alumbrado unos textos que compartían uniformidad temática y linealidad temporal. De hecho, el libro tiene principio y final, y sin embargo cuando empecé a escribir los textos ignoraba por completo que iban a desembocar en la estructura de un ensayo. Digamos que me encontré con un libro que estaba escribiendo sin yo saberlo. En ese instante de sorpresa comprobé que había nacido un libro que debía continuar.
¿Qué ha sido lo más difícil de este proceso creativo?
El momento más complicado lo viví precisamente cuando decidí que los ensayos que estaba escribiendo desde el confinamiento constituirían un libro. A pesar de esa decisión, mantuve mi liturgia creativa exactamente igual. No alteré para nada los procesos de creación y redacción.
Escribía martes y viernes por las mañanas antes de publicar en el Espacio Suma NO Cero. Sin embargo, sí sentí la presión añadida de que lo que saliera creativamente en esos momentos tan delimitados acabaría depositado para siempre en un libro. Convivir con esa exigencia fue lo más difícil. El libro recoge fidedignamente esos textos y estos tiempos. No he retocado nada.
¿Cómo afectaron las condiciones confinadas a su diálogo con la escritura?
Aunque el confinamiento va a quedar grabado de forma indeleble en nuestras biografías, servirá para recordar un momento excepcional donde el mundo se pausó y nos obligó a pensar.
Normalmente cuando pensamos suspendemos momentáneamente el mundo, sin embargo, aquí ocurrió al revés, el mundo se suspendió y nos obligó a pensarnos y a resignificarnos desde una perspectiva confinada y pandémica. El resultado de esa reflexión vivencial es el libro, que está escrito en estricto tiempo real.
Quería evitar distorsiones cognitivas. Quería escribir del confinamiento desde el confinamiento. Ser honesto con lo que estaba sintiendo, pensando, reflexionando, o padeciendo, puesto que laboralmente toda mi actividad se esfumó y además estuve contagiado por el virus. Durante unas semanas estuve físicamente renqueante y pasé un par de días especialmente muy malos. Todo en presente continuo para que las lógicas de la memoria no interfirieran en el resultado final de los textos.
¿Qué nos ha mostrado el confinamiento?
El confinamiento permitió que lo que hasta ahora era patrimonio de la abstracción se convirtiera en cuestión de días en un episodio insoslayablemente empírico al alcance de todas. La pandemia convirtió lo abstracto en empirismo cotidiano, sobre todo conceptos tan escurridizos como la interdependencia, la vulnerabilidad, los cuidados y el papel del pensar en la articulación de los afectos.
Acaso el aspecto más relevante del confinamiento es que nos ayudó a reestructurar las prioridades. La pedagogía de la pandemia ha sido colosal. Hablaría muy mal de nosotras si no aprendemos lo que nos ha enseñado esta situación.
¿Es caduca la normalidad precoronavirus e inevitable la nueva normalidad?
Hablar de nueva normalidad es un oxímoron. Son dos palabras que no pueden ir juntas en una misma expresión sin entrar en contradicción. Recuerdo que los días más claustrofóbicos del confinamiento se popularizó la reivindicativa consigna «No queremos volver a la normalidad que nos ha traído hasta aquí». Uno de los textos recogidos en el ensayo se titula En vez de volver a la normalidad, construir otra mejor. Me encantaría que nos resultara incongruente e incluso obsceno lo que antes nos resultaba normal.
¿Rompió el coronavirus el mundo o estaba ya obsoleto?
La pandemia nos ha forzado a poner la mirada en que nos necesitamos unos a otros, y que esa necesidad no puede estar regulada por el mercado. Marina Garcés ha acuñado el término condición póstuma. Vivimos en un mundo póstumo porque sus lógicas arcaicas se desvelan insostenibles en el tiempo. Es prioritario aceptar que somos dueños de nuestras vidas y por lo tanto tenemos el deber de reapropiarnos de las decisiones que nos afectan.
Necesitamos desatarnos del sentido común monopolizado por el discurso de la producción y la financiación. Tener la capacidad de imaginar lo que los relatos hegemónicos no quieren que nos imaginemos. Podemos articular todos los imaginarios que queramos, pero teniendo como eje vertebrador la dignidad humana. E insistir en que lo que ahora nos resulta muy obvio, una vez no existió y que para que existiera alguien tuvo la osadía de imaginarlo.
¿Cómo mantenernos en lo propio, la pausa y entendernos interdependientes tras el final de la cuarentena?
A través de la reflexión, a través de la recuperación semántica de muchas palabras que han sido expoliadas y abusadas.
Necesitamos dotarnos de buenas herramientas conceptuales para entender bien las narraciones, y de buenas narraciones para habitarnos mejor. Hay que enfatizar la fraternidad, la vulnerabilidad, el cuidado, los afectos, la bondad, la interdependencia. No sabemos cómo serán las cosas instaladas en el porvenir, pero sí podemos saber qué presupuestos afectivos son los más idóneos para tratarnos bien, y cuáles para hacernos mucho daño.
¿Son los cuidados una vía para la nueva normalidad?
Es la bóveda de clave para ese repensarnos semántica y políticamente. Cuando hablamos de cuidados parece que nos referimos solo al cuidado de los cuerpos, pero el cuidado implica el cuerpo, los sentimientos y la dignidad. Toda deliberación, decisión y acción debería partir de que debemos cuidarnos las unas y las otras, tratarnos con consideración los unos y los otros. El feminismo es el movimiento que más énfasis pone en el cuidado y los afectos, un posicionamiento que subordina el capital al cuidado. Para mí esta mirada es la mayor subversión de la imaginación ética.
Ya para terminar, entre los muchos libros que sobre la experiencia confinada probablemente se publicarán en los próximos meses, ¿qué caracteriza su propuesta?
El libro levanta acta notarial de las deliberaciones que protagonizaron la conversación reflexiva los días más duros del confinamiento. En sus páginas delibero sobre la vida cuando los tiempos de producción desaparecieron y solo nos quedaron los tiempos de vida. Creo que su singularidad radica en que, al estar escrito en tiempo real, en sus páginas se reflexiona sobre lo que se consideró más relevante para brindar de sentido la vida cuando de repente un agente patógeno y virológico suspendió de forma súbita e inesperada el mundo. Por lo que compruebo estos días, a muchos se les ha olvidado. Así que puede funcionar como un artefacto contra la desmemoria.
El libro en papel está disponible en este enlace.
Sobre el libro "Acerca de nosotros mismos. Ensayos desde el confinamiento"
El libro se escribió durante los meses del confinamiento. Sus páginas respiran al unísono con la propia reclusión y todo lo que una coyuntura tan excepcional estaba enseñándonos: la vulnerabilidad y la finitud en la agenda humana, la insoslayable interdependencia, la relevancia de los cuidados y las redes de apoyo, los afectos elevados a analgesia contra el aislamiento y la tristeza, el posicionamiento valorativo sobre qué es normalidad, el papel de la incertidumbre y el miedo, la producción de sentido, la devaluación deliberativa promocionada por la polarización del lenguaje político y mediático, la centralidad de las humanidades y los artefactos culturales en la experiencia confinada y por extensión en las biografías sentimentales y cognitivas. Un ensayo que congrega pensamiento urdido en tiempo de cuarentena para la ideación de un mundo que nos concierne en su perpetuo hacerse.