El próximo mes de octubre Marina Abramović visitará Oviedo para recoger, en el Teatro Campoamor, el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2021.
El jurado del galardón acaba de desvelar el fallo de este premio, al que se postularon 59 candidaturas de 24 nacionalidades distintas, sobre las que se impuso la artista serbia, icono de arte contemporáneo y pionera de la performance.
Abramović, que se presenta a sí misma como ‘la abuela de la performance’ lleva casi 40 años explorando las posibilidades de la mente, los límites del cuerpo y la relación entre el artista y el público y las dificultades de las relaciones humanas a través de sus impactantes acciones artísticas.
Su interés por la performance surgió desde bien pequeña, cuando, con solo seis años, empezó a recibir clases de piano, aunque no fue hasta 1965 cuando empezó a estudiar en la Academia de Bellas Artes de Belgrado.
Para sus deslumbrantes puestas en escena Abramovic ayunó durante días, bailó hasta la extenuación, perdió la conciencia en medio del fuego…
En The Artist is present, quizás de su instalaciones más célebres, la artista permaneció sentada más de 700 horas sosteniendo la mirada de quienes quisieran estar frente a ella en el atrio del MoMa de Nueva York en 2010.
La puesta en escena se hizo rápidamente viral cuando por sorpresa se sentó ante ella el que fuera su compañero artístico y sentimental durante varios años, Frank Uwe Laysiepen, conocido artísticamente como Ulay. La emoción del reencuentro captada en vídeo corrió por las redes como la pólvora.
Para la galardonada su público lo es todo, ya que forma parte activa de sus instalaciones. Su objetivo creativo persigue siempre arrancar sonrisas, provocar lágrimas o causar horror, sin esas reacciones nada de lo que concibe tendría valor artístico.
En la performance Breathing In / Breathing Out, juntaron sus bocas para pasarse el uno al otro, por medio de inhalación y exhalación, todo el aire que pudieran. Después de 17 minutos ambos se desmayaron, demostrando el poder creador y destructor que puede tener otra persona en nosotros.