Las manos de mi abuela: un bonito proyecto fotográfico de Cristina Alvarez
Las manos de una abuela pueden ser, probablemente, uno de los lugares más cálidos y seguros a los que acudir durante toda nuestra existencia.
Las manos de una abuela pueden ser, probablemente, uno de los lugares más cálidos y seguros a los que acudir durante toda nuestra existencia.
A través de unas simpáticas viñetas y con un toque de sátira, la artista pone de relieve el papel de las abuelas y los abuelos en el crecimiento de los más pequeños.
Encerrada en casa aquejada de una enfermedad, así pasó sus últimos días una de las personas más importantes en la vida del fotógrafo gaditano, quien retrató su agobio y fragilidad como homenaje a la fortaleza de ella.
Le he pedido a mi abuelo una lista de cosas que le hacen feliz y me encuentro personalmente destrozada.
En la casa de los abuelos, los niños somos eternos, no importa nuestra edad, los abuelos tienen el don de hacernos sentir pequeños, protegidos, infinitos hasta que desaparecen de nuestro lado.
Cuando la belleza está en lo cotidiano, en el amor puro que brota en el rincón más íntimo de un hogar corriente, y cuando la única poesía que funciona es la de la vida misma, hablamos entonces de una historia de amor en estado puro, la que existe entre unos abuelos y sus nietos.
Estas fotos son un canto a la alegría de vivir, la misma que tiene esta abuela japonesa que disfruta de cada momento, junto a su perrillo shiba y en algunos de sus paisajes favoritos.
El poder de las manos como creadoras y contenedoras, expresan nuestros sentimientos, pensamientos, anhelos de ser.
Hay prendas de ropa que contienen una carga emocional capaz de sobrevivir a cien generaciones. Hablamos, por ejemplo, de la bata.
El gobierno Sueco aplica un programa piloto que consiste en pagar a las abuelas que cuidan a sus nietos