“La eternidad y un día”, sobre el clásico de Theo Angelopoulos
En 1998 el cineasta griego, Theo Angelopoulos, realizó una de sus películas más memorables y entrañables, La eternidad y un día, protagonizada por el grandioso Bruno Granz.
En 1998 el cineasta griego, Theo Angelopoulos, realizó una de sus películas más memorables y entrañables, La eternidad y un día, protagonizada por el grandioso Bruno Granz.
El cine esta plagado de psicópatas con ínfulas de sociólogos que conectan con nuestro lado más oscuro y con los que empatizamos a golpe de hacha, martillo o cuchillo; Norman Bates, Patrick Bateman o Hanníbal Lecter creían que hacían un bien social dando rienda suelta a una moral y a un arte extremos que teñían con la sangre de sus víctimas.
Cuando una cinta viene avalada por el premio "Un Certain Regard" del Festival de Cannes, sabemos de antemano que no vamos a ver una película al uso, que seguramente sea algo transgresor y genuino; si además está basada en un libro de John Ajvide Lindqvist (autor del inolvidable "Déjame Entrar" que también tuvo versiones cinematográficas) sabemos que vamos a encontrar algo fantástico, en el más amplio sentido de la palabra.