El hombre a lo largo de su propia existencia siempre ha querido dejar muestras terrenales de su grandeza; monumentos, edificios, pinturas o esculturas colosales son parte de un legado artístico de enormes dimensiones.
El Renacimiento es, sin duda, una de las etapas de la historia del arte más prolíficas y más llenas de belleza que ha existido.
Fotografía de Zetablack
Italia, y más en concreto Roma y Florencia, es una tierra llena de arte en cualquier rincón; los que hayáis tenido la oportunidad de andar por sus calles y visitar sus enclaves icónicos, podéis dar fe de ello.
En el marco del parque de Villa Demidoff al norte de Florencia, se encuentra una escultura gigantesca del siglo XVI conocida como el "Colosso dell’Appennino" (a.ka Coloso de los Apeninos) y que fue erigida por primera vez en 1580 por el escultor italiano Giambologna.
Fotografía de Daniele Benvenuti
La escultura que ofrece una estampa mágica más propia de una fábula o una leyenda, representa una figura masculina que custodia el estanque frente al que se levanta; como un guardián, esta estatuta se encuentra en una interminable actitud vigilante, sentada sobre su asiento de tierra e invadiendo una naturaleza con la que lleva años coexistiendo.
Fotografía de Matteo Bimonte
Originariamente, el coloso estaba rodeado de otras estatuas de bronce que se han perdido o han sido robadas; la enorme estructura de ladrillo y piedra, en cambio, ha resistido el paso de los siglos logrando mantener su composición figurativa.
Fotografía de Raymundo Jiménez
Fotografía de Bianca Panzolini
El parque en el que se encuentra "el coloso guardián", fue construido para la amante de un duque italiano y, actualmente, sirve como el escenario perfecto para el gigante; su presencia es como una metáfora de la conexión existente entre el hombre y la naturaleza y su tamaño brutal también es reflejo de que esa relación es más grande que la realidad.
Es como un vínculo surrealista con la naturaleza y un deleite para todos los afortunados que han tenido la suerte de contemplar su magia descomunal.