Trufada de experiencias autobiográficas, la novela corta El Principito es el libro francés más leído y más traducido del mundo. Considerada una obra para niños, en realidad trata temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida.
En 1943 se pubícó la icónica obra escrita por Antoine de Saint-Exupéry, un aviador francés que nació en el seno de una familia de aristócratas de Lyon y murió en julio de 1944, sobre un avión del ejército francés.
Ahora, El Principito ha cumplido 80 años y , para conmemorar este aniversario, se ha realizado una escultura de bronce del popular personaje y se ha instalado en las calles de Nueva York. Villa Albertine, una institución cultural francesa, ha inaugurado esta estatua que saludará a quienes caminen por la icónica Quinta Avenida.
Es lógico que El Principito se encuentre en las calles de Manhattan. Después de todo, el libro fue escrito en la ciudad de Nueva York y en Northport, Long Island, donde Antoine de Saint Exupéry vivió de 1940 a 1943, tras huir de su casa durante la Segunda Guerra Mundial.
Además, el manuscrito y los dibujos originales se encuentran en la Morgan Library and Museum, ubicada a solo unos kilómetros de distancia.
"Nueva York es una ciudad conocida por su diversidad, su mezcla de diferentes culturas”, tal y como compartió Jean-Hugues Monier, miembro de la junta directiva de la American Society of Le Souvenir Français.
“El Principito es un cuento que celebra la importancia de tal diversidad y el entendimiento mutuo, que nos recuerda que como seres humanos todos estamos conectados, incluso si venimos de diferentes orígenes”.
La escultura fue creada por el artista francés Jean-Marc de Pas, que la esculpió en arcilla y la fundió en bronce en una sola pieza en su estudio de Normandía. Con 1 metro y 20 centímetros de altura, la estatua se alza en la pared del jardín de la Mansión Payne Whitney en el Upper East Side.
Ahora, su joven alteza está lista para conocer a aquellos que han sido conmovidos por los mensajes y las reflexiones vitales del libro. "Estamos todos muy orgullosos de que el Principito tenga ahora una presencia adecuada en su ciudad natal", afirmó Thierry Chaunu, presidente de la American Society of Le Souvenir Français. “Esta amorosa escultura sin duda hará las delicias de los neoyorquinos y turistas de todos los orígenes, que podrán sentarse junto a ella y cotemplar con él las estrellas”.
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