Comenzó a fotografiar las azoteas por una casualidad. Y de ahí, a pasarse cuatro años vigilando lo que hacemos en las alturas cuando creemos que nadie nos ve.
El fotógrafo francés Romain Jacquet-Lagrèze estaba de viaje por la ciudad china, centrado en otro proyecto, cuando un reflejo llamó su atención.
"El cielo estaba muy despejado ese día, y el sol saliendo iluminaba poco a poco la ciudad, abriendo pequeños focos de luz a través de los edificios. En ese momento, una parte de la azotea cercana se vio repentinamente bañado por la luz, y algo en él se movió. Mirando con más atención, me di cuenta de que era alguien reparando una antena, como si estuviera iluminado por el sol. Rápidamente fotografié la escena, fascinado por la magia del momento" explica Romain.
"Historias concretas", es el título de la serie de fotografías. Una colección de instantes de lo más auténticos como si de un oasis de tranquilidad en plena ciudad se tratara.
Tender la ropa, cuidar las plantas, jugar o hacer gimnasia son algunas de las cosas que vemos haciendo a las personas en estos documentos visuales.
Las imágenes nos conceden el privilegio de convertirnos en testigos de los hábitos locales en una ciudad terriblemente urbanizada.
Debido a la superpoblación, Hong kong tiende al aprovechamiento de los edificios de principio a fin, por lo que estos remansos en medio de la ciudad están condenados a su desaparición.
Estos que vemos en las fotografías pertenecen a los barrios más antiguos y de una clase social que no tiene acceso a las nuevas construcciones.
