Noemí Rebull es ilustradora y se caracteriza por dos adjetivos: sarcástica y realista. La Mandanga, como también es conocida Noemí Rebull en Instagram, realiza un arte definido por ella como, dealer de la tragicomedia millenial, donde no falta el humor, pero nada más lejos de la realidad.
Una entrevista de Miriam Martínez
Mediante el uso de juego de palabras o irónicos efectos visuales, consigue mandar La Mandanga, mensajes a la sociedad. El machismo, el confinamiento o cómo se definen ahora las relaciones, son temas que suele recurrir la ilustradora para sus trabajos. Una fusión que consigue sacarte una sonrisa y a la vez te hace pensar.
A parte de hacer ilustraciones y conseguir reflexiones a través de Instagram, Noemí es diseñadora de pendientes en la firma Orella. La Mandanga - en infinitas ocasiones le han preguntado si tiene que ver su nombre con la canción del Fary - está consiguiendo que mediante sus referentes que puede prevenir de la historia del arte o de la cultura del pop, reclame un mundo más justo e igualitario.
¿De dónde sale La Mandanga?
La Mandanga sale del aburrimiento, de la inquietud creativa y de la necesidad de compartir mis ideas. Fue un principio sin pretensiones, muy sucio, con poca técnica y muy visceral. Por cierto, el nombre no tiene nada que ver con el Fary, fue una decisión muy aleatoria y sin pensar.
¿Cómo puedes definir tu trabajo?
Me gusta transmitir conceptos e ideas con cualquier formato que esté a mi alcance, ya sea escribiendo, dibujando o distorsionando un objeto. Diría que me dedico a contar historias y a entretener. Una especie de dealer de la tragicomedia millenial.
¿Te sale natural poder hacer juegos con palabras, con humor y con un estilo underground?
El humor forma parte de mi día a día. Como no tengo hermanos, siempre he sido muy tocapelotas y chinchona con mi entorno. Tener este proyecto me permite canalizar toda la tontería que llevo dentro y, a la vez, dar mensajes que considero importantes.
¿Cómo empezó tu pasión por el dibujo? ¿Crees que con tus dibujos puedes conseguir cambiar actitudes machistas o sexistas?
Siempre he tenido interés por lo creativo. Vengo del mundo de la publicidad y, como copy, me gusta trabajar con ideas y conceptos. Al final no se trata solo de ilustración, sino de todo el storytelling - esa palabra tan de moda- que hay detrás.
No sé qué impacto puede llegar a tener mi mensaje ni si se puede cambiar una actitud a través de una viñeta, pero tengo la oportunidad de dar visibilidad a realidades muchas veces ninguneadas.
¿Tienes algún tono que uses con habitualidad para comunicar un mensaje concreto?
En mis inicios, en mi trabajo abundaban los juegos de palabras y los recursos literarios, aunque con el tiempo he ampliado recursos para poder comunicar mensajes más complejos. Eso sí, el sarcasmo, doble sentido, el humor negro y la ironía siempre están presentes.
¿En qué ramas artísticas te inspiras? ¿Hay alguna que te guste y que por otro lado odies?
Cualquier cosa puede ser inspiradora, desde visitar un museo hasta tomar vino con mis amigos. Pero cuando trabajo para un cliente siempre hay una fase de investigación donde tiró de internet y de brainstormings internos. Me encanta apuntar todo lo que se me ocurre en listas, aunque en ese momento no me sea útil para un proyecto, todo queda registrado.
Instagram es la fuente de negocio y proyección artística ¿Cómo de importante es para tu trabajo un like o un follow?
Cuando no existía Instagram, conseguir proyección en el mundo creativo era muy difícil. Doy las gracias por ser millenial y tener a mi alcance una herramienta que me ha permitido ser un poco más libre en mi trabajo. Pero reconozco que existe cierta presión. Parece que si no tienes ciertos followers y engagement tu trabajo no vale nada. Y a veces el éxito depende demasiado del azar: que un medio potente te dé a conocer, que un cliente se fije en ti o que un famoso te haga un repost.
¿Durante la cuarentena te ayudó para crear?
Fue un momento duro para los creadores: menos dinero, proyectos que caen, ghosting de clientes y regateo de presupuestos en bucle. Además, con la excusa del confinamiento y de entretener al personal, muchos creadores recibimos una avalancha de propuestas para hacer directos, dar charlas y generar contenidos en streaming. Lo que antes eran encargos de viñetas e ilustraciones pagadas, está mutando a contenido audiovisual gratis para marcas. Aún así, esta “nueva normalidad” me plantea escenarios diferentes que pueden engendrar ideas e historias interesantes.
¿Qué proyectos tienes para el futuro?
Ahora mismo, estoy trabajando en la nueva colección de mi marca de pendientes Orella. Y tengo otro proyecto en la incubadora pero aún no puedo contar nada. Diría que 2020 ha sido un año para dibujar mucho, retomar la cerámica y colaborar en proyectos más pequeños y locales que me apetecía. Toca cerrar el año con la cabeza bien alta y empezar 2021 con mucha fuerza.
Una entrevista de Miriam Martínez