La voz de Xingjian se eleva preocupada y comprometida. El mismo hombre que afirma que el único compromiso del artista es para con su arte, asume los dolores del mundo e invita a la intelectualidad mundial a solidarizarse.
Gao Xinjiang es reconocido mundialmente como el autor de Soul Mountain , una novela por la que ganó el Premio Nobel de Literatura en 2000. Calificada por Sergio Pitol como "una de las experiencias literarias más extraordinarias de nuestro tiempo", una novela de novelas, es una máquina literaria voraz en la que convergen las tradiciones literarias de Oriente y Occidente, desde la Ópera de Pekín hasta Proust, Joyce o Cervantes.
Liberado de un diagnóstico de cáncer de pulmón cuando una radiografía descubrió un error, el protagonista del libro decide recorrer la interminable geografía china en busca de Lingshan (“la montaña del alma”), y huyendo de la persecución del Partido Comunista.
A veces refiriéndose a sí mismo como "yo" y a otros como "él" o incluso como "tú", una narrativa tradicional se desplaza para centrarse en un espacio interior y en un tiempo concéntrico que se desarrolla a través de múltiples discursos. Es una novela sin trama, pero que parece estar construida con arquitecturas transparentes en las que el presente y el pasado se confunden, y en las que la propia delincuencia narrativa invita a un agradable estado de contemplación.
La soledad es una ilusión juvenil.- Rubén Bonifaz Nuño.
Al ver entonces las pinturas de Gao Xing Jiang , todas realizadas con tinta tradicional china, uno tiene la sensación de ser testigo del carácter pensativo que cruza los bosques de Sichuan para seguir las estribaciones del río Yangtze y un destino incierto. Es difícil no pensar en el propio Gao, exiliado en París en 1987 debido a la censura del estado chino.
Senderos y planos aparentemente interminables proporcionan espacios indeterminados atravesados por figuras encorvadas solitarias envueltas en capas oscuras. Su absurdo éxodo parece completamente inútil. A Gao le preocupa la realidad de nuestro propio tiempo: aislados unos de otros, caminamos en busca de algo que no podemos determinar del todo.
La velocidad a la que gira el mundo nos mantiene en perpetuo movimiento, oscilando como siluetas aplanadas. Es "una crisis de pensamiento", en palabras del propio autor. Es una crisis a la que hay que responder con arte, despacio y con poesía. Y así, quizás, sus figuras no anden tanto en vano. En verdad, existe una Montaña del Alma, real o imaginaria, y hacia la cual podemos dirigir nuestros viajes y así encontrar la paz interior y la libertad.