Nacemos con una pureza que, conforme van pasando los años, se va diluyendo hasta que casi desaparece. De adultos, nos centramos en conseguir grandes objetivos dejando por el camino lo que importa realmente.
Gran parte de nuestra vida está llena de acontecimientos simples que suelen pasar desapercibidos, ya sea por su cotidianeidad o porque el mero hecho de que tenerlos nos hace pensar que estarán ahí para siempre, lo cual nos impide percatarnos de su valía y de cuánto nos aportan. ¿Cómo redescubrir la felicidad en las pequeñas cosas de la vida?
1. Siente y percibe el mundo con los ojos de un niño
Tras décadas de condicionamiento social y años viviendo enfocados en la consecución de nuestros objetivos, es difícil reencontrar la felicidad en los pequeños detalles. Por esa razón, un buen punto de partida consiste en fijarnos en los niños ya que tienen una habilidad especial para encontrar alegría en las cosas más sencillas.
Es importante que nos demos permiso para volver a experimentar la vida como cuándo éramos niños, dejando que el asombro y la curiosidad vuelvan a entrar inundándolo todo a su paso. Por ejemplo, podemos probar algo que nos habría gustado hacer cuando éramos pequeños.
2. Desconéctate para conectarte con lo que importa
Vivimos demasiado rápido. Sumidos en esa celeridad apenas tenemos tiempo para mirar a nuestro alrededor. Sin embargo, para poder apreciar las pequeñas cosas de la vida necesitamos aprender a presionar el botón de pausa. Debemos hacer una pausa y reconocer la existencia de este momento, aquí y ahora.
Mientras estamos trabajando, por ejemplo, podemos hacer una pausa para apreciar el sol, el paisaje que se extiende ante nuestros ojos o el aroma del café o el té caliente. Eso nos ayuda a reponer energía y nos llena de positividad.
Asimismo, es importante desconectarnos un poco de la tecnología para conectarnos con el mundo que nos rodea y con nosotros mismos. Entonces ocurre un “milagro”: cuanto más nos desconectamos, más podemos conectarnos con lo que nos hace felices.
3. Lleva un diario de la gratitud
La gratitud es una de las emociones que abre la puerta a la felicidad. Por ese motivo, es importante que no demos nada por descontado y nos tomemos el tiempo necesario para mirar a nuestro alrededor y sentirnos agradecidos.
Los efectos de la gratitud pueden cambiar radicalmente nuestra vida ayudándonos a darnos cuenta de todo lo que hemos alcanzado o de todos esos pequeños milagros de los que disfrutamos cada día.
Existen muchas cosas por las cuales sentirnos agradecidos, desde el simple hecho de respirar por nosotros mismos hasta poder caminar, ver, oler o levantarnos cada día.
Poder crear momentos memorables con los amigos y la familia, amar y ser amados, disfrutar de un día de sol y deleitarse con una noche de luna; todas son cosas cotidianas que, sin embargo, nos permiten liberarnos del mal humor y el pesimismos ayudándonos a alimentar el espíritu y afrontar la vida con una actitud más optimista.
Cuando nos acostumbramos a apreciar las pequeñas cosas de la vida, trabajamos inconscientemente para desarrollar el hábito de encontrar la felicidad en los detalles. Y ese es un cambio que vale la pena.
Gracias a Jeniffer Delgado