A lo largo de nuestras vidas creemos conocer a mucha gente, pero es en ciertas situaciones, vicisitudes y experiencias en las que logramos profundizar en esos compañeros y compañeras de vida que, al final, nos demuestran quiénes son las personas importantes.
Conocer a una persona en profundidad, con toda su parte positiva y negativa, es algo que implica mucha intimidad, horas, situaciones distintas y compartir algo más que una cena o una noche de fiesta.
Aún así, habiendo compartido mucho tiempo y muchas experiencias en las que ha habido cosas buenas y malas, hay situaciones concretas en las que se conoce realmente a una persona. Vamos a repasarlas, algunas más serias y otras más banales, pero todas ellas nos han podido hacer ver aspectos internos de esa persona que desconocíamos.
1. En situaciones de estrés
Podremos saber muchísimas cosas de una persona por la forma en la que afronta una situación que siente que se escapa a su control.
Puede ponerse nerviosa, agresiva, incapaz de pensar con claridad, no buscando soluciones sino tan solo quejándose (a las personas menos indicadas) o incluso culpabilizando a otros de lo que le ha pasado. También podemos ver una actitud de evitación, delegando responsabilidades en otros porque considera que no es capaz de hacer o que no tiene porqué hacer.
2. En situaciones en las que nos necesitan y en las que ya no
No se trata de que una persona solo nos hable para pedirnos un favor y deje de hablarnos cuando ya se lo hemos hecho. Se trata de esas relaciones en la que una de las partes se relaciona con la otra pero, cuando ya no le interesa por varios motivos, deja de tenernos en cuenta.
3. En situaciones que implican convivencia
La convivencia es la prueba definitiva si queremos saber cómo se comporta en realidad una persona. La manera de respetar nuestro espacio, de respetar nuestras cosas o de no discutir por ideas absurdas son algunos ejemplos. Nos damos cuenta de si es capaz de compartir o solo de hacer su vida en una casa, que en muchas ocasiones parece de todo menos algo compartido.
4. En situaciones en las que nos hablan de otras personas
Comentar acerca de los demás es algo normal, y más cuando dos personas comparten el mismo grupo de amigos o se desenvuelven en un ámbito común (laboral, deportivo, social…). Pero hablar de los demás no implica faltar el respeto.
En cambio, juzgar continuamente lo que hacen, analizar si su vida es mejor o peor que la nuestra o contar cosas íntimas de esa persona, puede darnos alguna pista sobre la persona que tenemos al lado.
5. En situaciones de apuro económico
Es difícil saber cuándo un amigo es realmente egoísta. Uno debe darse cuenta cuando una persona nos hace un favor (económico en este caso) solo porque nosotros le hemos hecho otros y sabe que quizás le recompensaremos de nuevo. Pero esa generosidad es falsa, eso no deja de ser interés.
6. En situaciones relativas a nuestras alegrías
Un amigo debe estar para las alegrías y para las penas. Muchas veces se dice que las personas que no son amigas de verdad nos dejan solo cuando estamos pasando un mal momento y solo se acuerdan de nosotros cuando estamos felices.
Pero puede suceder lo contrario: el amigo que parece escucharnos y acompañarnos cuando todo nos va mal y sin embargo nos desvaloriza y nos boicotea emocionalmente cuando algo nos ha ido muy bien. Si nuestra vida empieza a remontar y siente envidia o una falsa alegría, no nos conviene.
7. En situaciones de tristeza o complicadas en las que necesitamos ayuda
Las personas vivimos situaciones angustiosas en nuestra vida y es de vital importancia contar con un apoyo social percibido que a nosotros nos parezca válido y cálido.
Sorprendentemente, en esos momentos en los que necesitamos más la atención y el cariño de alguien, podemos encontrar indiferencia, malas palabras o infravaloraciones de nuestro estado de ánimo. Incluso, podemos notar una actitud fría, en la que los problemas de la otra persona sigan estando por encima de los nuestros.
Por ello, es vital que nos rodeemos de las mejores personas y que seamos una de ellas. Nunca olvidemos tratar a los demás como queremos que nos traten. Una red fuerte de amigos es un tesoro muy valioso que hay que saber construir, mantener y apreciar.
Gracias a La mente es maravillosa.