Está claro que con internet, los teléfonos móviles y las redes sociales llegó una revolución. Aún estamos decidiendo si esto nos ha beneficiado, o por el contrario hemos caído en una especie de letargo mental.
Los expertos se han planteado esto mismo que todos nos preguntamos y por ello llevan años analizando la evolución del cociente intelectual, y tenemos que decir que los resultados no hablan a nuestro favor.
Desde el siglo XX las estadísticas han ido confirmando el aumento de la inteligencia humana, es lo que se conoce como el efecto Flynn. En 1980 el investigador político neozelandés James R. Flynn recopiló los resultados de los tests de inteligencia de 35 países para llegar a la conclusión de que el CI aumentaba una media de 3 puntos cada 10 años.
Una mejor alimentación, un menor número de hijos, lo que permitiría dedicar más tiempo a su dedicación y desarrollo o un entorno más complejo que supondría un estímulo para la inteligencia, podrían ser algunas de las causas de esta evolución.
Por el contrario, en 2004 diferentes investigadores daban la voz de alarma sobre el que podría ser el fin del efecto Flynn. Tras un pico en la década de los 90, investigadores de la Universidad de Oslo observaron el paro del crecimiento del índice de cociente intelectual, y no solo, sino que incluso se empezó a observar su disminución.
No son los únicos, ese mismo año psicólogos de la Universidad de Adelaide del Sur, en Australia, publicaban los resultados de 20 años de investigación sobre el tema -con niños de 6 a 13 años- para llegar a la conclusión de que el cociente intelectual había dejado de crecer entre 1981 hasta 2001 y que incluso existía un receso en la velocidad de procesamiento.
¿A qué se debe esto?
Por una parte existe lo que se conoce como teoría disgénica. Esta hipótesis defiende que las personas más inteligentes y con mayor nivel educativo suelen tener un menor número de hijos, lo cual acabaría afectando estadísticamente al nivel general de inteligencia.
Por otro lado, expertos de la Universidad de Michigan defienden que el declive en la inteligencia viene dado por factores ambientales y no por la herencia disgénica. Este grupo de psicólogos compararon el cociente intelectual de hermanos nacidos en años diferentes, para comprobar que las diferencia en los resultados eran significativa. Su teoría sostiene la tecnología digital controla nuestro tiempo, lo que no deja espacio para el pensamiento libre ni para la creatividad.
Consumimos cultura de usar y tirar, y esto acaba reflejándose en nuestra capacidad para resolver problemas, en nuestro estado de conciencia y atención mínima, en nuestra selección de información y en la formación de un pensamiento crítico. En nuestra mano está.
h/t: Rincón de Psicología