Recuerdo que cuando estaba embarazada, a punto de dar a luz, pensé que sería maravilloso poder congelar abrazos, horas de sueño y de conversaciones en el congelador para lo que estaba por venir.
No sabemos qué nos va a pasar, eso es una lección vital que vamos integrando conforme vamos avanzando en la línea de la vida. Sabemos lo que nos pasa y lo que alivia el peso de nuestras mochilas.
Amamos todo aquello que nos reconforta y nos encantaría tener el superpoder de guardar, a modo de lata de conserva, cosas tangibles e intangibles, en una especie de alacena imaginaria a la que volver en tiempos de necesidad y de sed emocional.
Una vez más, nos hemos asomado a la ventana de Instragram para saber qué cosas os gustaría guardar en un bote de cristal para poder acudir a ellas cada vez que lo necesitéis. Conocer, de primera mano, en qué consitiría vuestro almacén de recuerdos, esa cámara de momentos felices a los que acudir en busca de calma y de felicidad.
Nos ha encantado sentiros tan cerca y comprobar que todos estamos hechos de lo mismo, de un puñado de sueños con lo que lidiar con el dolor.
Nos habéis hablado de atardeceres, de abrazos, del petricor, o lo que es lo mismo, del olor a tierra mojada. Os gustararía coleccionar caricias, besos o arcoiris.
En vuestra lista de cosas que guardar para siempre, también ha aparecido la salud, las flores y su olor, siempre su olor. El aroma de los bebés, las voces apagadas de los que ya marcharon, de los que no están.
La risa de una madre, los besos, el sol de primavera, los abrazos, más risas, las estrellas. ¿Os imagináis porder conservar las estrellas en un bote de cristal con las que iluminar nuestras noches más oscuras?
“En la noche llena de estrellas hay más ternura infinita que en todos los corazones humanos.” - José Vasconcelos
Entre vuestras respuestas también ha aparecido muchas miradas y latidos. Los pucheros de las abuelas, más caricias y hasta el olor de pólvora en las Fallas. En vuestros botes de cristal también caben las lágrimas de felicidad, las siestas de verano y las primaveras, las infinitas primaveras.
Gracias por compartir vuestros deseos y esperanzas con nosotros, cuando os escuchamos, el corazón se nos pone al galope y las ganas de seguir caminando a vuestro lado crecen hasta llegar a vuestras estrellas.