Los ateos duermen mejor que los creyentes, según un estudio
Seguro que nunca habías pensado que la calidad de tu sueño tiene que ver directamente con lo que crees, o mejor dicho, con lo que no crees.
Seguro que nunca habías pensado que la calidad de tu sueño tiene que ver directamente con lo que crees, o mejor dicho, con lo que no crees.
Termina el día y el cuerpo pide descanso. Es hora de acostarse, los párpados pesan y bajo las sábanas, el cuerpo empieza a relajarse… pero la sensación de somnolencia sólo dura un instante. El insomnio se ha instalado en el dormitorio, compartiréis cama otra noche más.
Cuando dormimos también se puede interpretar un lenguaje corporal que delata mensajes sobre nosotros, quizás casi tan profundos como nuestros sueños.
El umbral entre la realidad y la fantasía se diluye y el infierno se desata. La parálisis del sueño es una compleja condición mental que actúa sobre el cuerpo y el alma.
La fase hipnagógica del proceso de dormir encierra un potencial que Salvador Dalí fue capaz de aprovechar y explicar.
Se trata de la guardería Puppy Spring en Gyeonggi-do, Corea del Sur y los animalitos son tan adorables que cuesta distinguir si son de verdad o peluches.
Un estudio sugiere que la privación crónica del sueño causa hiperactividad en el mecanismo de autolimpieza del cerebro, lo que lleva a la destrucción de células sanas.
La identidad del soñador ha sido constante fuente de búsquedas artísticas.
Seguro que habéis reflexionado, en muchas ocasiones, sobre qué conexiones psicológicas hay entre nuestras almas y aquello con lo que soñamos, aquello que anhelamos y nos revela cosas que no percibimos despiertos.
Hay gente que tiene la increíble virtud de poder dormirse en cualquier lugar y de cualquier forma. Personas que, casi rozando la narcolepsia, cuando son poseídas por Morfeo son capaces de echarse una cabezada en la más inverosímil de las circunstancias.