Marina y Antonio son dos educadores a los que les gusta dibujar y escribir respectivamente. Viven en Puerto Lumbreras con su pequeña Vera. En estos días de confinamiento hemos querido aunar sus pasiones en forma de un bonito y estimulante cuento ilustrado.
Sobre segundas oportunidades, sobre reciclar las esperanzas de un pequeña aldea mexicana y sobre la belleza de lo que, aparentemente, ya no sirve. De esto va esta bonita iniciativa.
Hay dos hábitos que son realmente medicina para el espíritu y el cuerpo; uno es montar en bicicleta sintiendo el aire en la cara y el otro es leer un libro y sentir las palabras en el alma.
Una generación entera (y parte de la siguiente), tenemos hoy la excusa para volver a sentirnos niños por un rato. Aquel volumen que contribuyó a que muchos nos aficionaramos a la lectura entra estos días en la "edad madura".
Pippi Calzaslargas, la niña de pecas y pelo de zanahoria, sigue siendo a día de hoy, una mujer libre, feliz e independiente
Iniciativas como esta por parte de organizaciones como Terres des Hommes y Avaaz aparte de novedosa, resultaría efectiva y crucial para proteger a los niños y evitar el turismo sexual mediante webcam.
Ni siquiera los querubines más angelicales pueden resistirse a dejar su marca en las paredes blancas. Algunos niños pueden ser regañados por garabatear en la propiedad de sus padres, sin embargo, esta pareja en particular respondió con un divertido enfoque alternativo.
Nuestros padres estaban equivocados, sí que existen o al menos, existieron.
Pippi Calzaslargas ha animado a generaciones de chicas de todo el mundo a divertirse y a creer en sí mismas.
Los bebés son maravillosos. Pequeños seres humanos llenos de posibilidad, de futuro. Seres indefensos y adorables a quienes sentimos la necesidad de cuidar, de mimar y de proteger. Pero, claro, también son pequeños mamíferos que no controlan sus esfínteres y les importa un bledo hacer pis o caca en cualquier momento, sin ajustarse a ningún protocolo.