Finalmente se abrirá al publico "La Geoda de Pulpí", una cueva única que parece salida de una novela o una película de ciencia ficción.
La Geoda de Pilar de Jaravía, también llamada Geoda de Pulpí, es una geoda gigante localizada entre el tercer y cuarto nivel de explotación de la Mina Rica, situada en la ladera oriental de la Sierra del Aguilón, en el término municipal de Pulpí (provincia de Almería), en la pedanía de Pilar de Jaravía.
La geoda fue descubierta por el Grupo Mineralogista de Madrid en diciembre de 1999 y es la segunda geoda más grande del mundo (después de la de Naica) y la más grande de Europa. Debido a las condiciones ambientales existentes en Naica, la Geoda de Pulpí es la única en el mundo que puede ser visitada sin equipamiento especial.
Recordemos que esta amalgama de cristales puntiagudos de bellas formas fue descubierto hace 20 años por el Grupo Mineralogista de Madrid en unas de sus expediciones pero, no ha sido posible abrirla al público hasta ahora, un sueño hecho realidad en manos de la organización que va a hacerlo posible.
Así lo relata Javier García Guine, profesor de investigación del CSIC, autor de los primeros análisis mineralógicos que se hicieron a principios de siglo de la cueva y responsable de que podamos verla hoy en el impresionante estado de conservación que está.
El mismo García Guine convenció a las autoridades y administraciones pertinentes para cerrarla tras su descubrimiento y así poder habilitarla y hacerla visible cuando consiguieran financiación.
Medio millón de euros ha costado limpiarla de escombros y crear accesos seguros para el público; la empresa extremeña especializada en ingeniería minera Tecminsa, ha llevado a cabo la delicada y peliaguda labor.
Unas escaleras de caracol facilitan el acceso a los 40 metros de profundidad que hay de separación desde la galería principal a la geoda; Francisco Javier Fernández Amo, geólogo y encargado del proceso de rehabilitación, asegura que no se causará ningún deterioro en la mina.
Para ello, la Universidad de Almería ha diseñado un sistema de monitorización que incluye alarmas si se traspasa el límite permitido y sensores que controlarán en todo momento parámetros como la temperatura o los índices de CO2.
Las visitas serán para un número de 12 personas y costará 22 euros; la demanda que ya hay es una muestra del interés que despierta esta maravilla que estamos seguros de que hay que ver, al menos, una vez en la vida.
h/t:El País