Estamos acostumbrados a ver cualquier cosa imaginable hecha con piezas de la marca de juguetes LEGO, pero nunca habíamos asistido a una versión tan oscura de las famosas recreaciones.
Pongan sus hornos a 240º, cojan una bandeja, un recipiente hondo y una manga pastelera. Los ingredientes de esta peculiar receta solo son la imaginación y un buen puñado de piezas de LEGO.
En 1888, Vincent van Gogh, sufrió una crisis y se internó en el monasterio Saint Paul de Mausole. Parece ser, que en este momento, creó una de sus obras más tracedentales: La Noche Estrellada.
La famosa firma de juguetes para niños y para adultos LEGO, lo ha vuelto a hacer; con su última creación, paradójicamente, nos ha vuelto a dejar de una pieza.
No podemos admirar más a aquellos que no ponen límite a su imaginación, a todos aquellos que son capaces de plasmar y materializar cualquier idea y forma que se les pase por la cabeza.
No es la primera vez que nos encotramos con recreaciones de obras de arte con figuras de Lego, pero es que siempre nos parecen dignas de compartir.
La zapatilla es una colorida mezcla de los colores amarillo, azul, verde y rojo e incluye el logo de los bloques de construcción en la lengüeta.
Los pertenecientes a esas mágicas generaciones de los 60, los 70 y los 80, tienen que tener en sus memorias ese momento en el que los juguetes tradicionales de madera empezaron a convivir con la invasión de plástico que supuso Barbie, los Geyperman y las escuelas que crearon.
Nos declaramos muy fans del arte y las intervenciones urbanas; el mundo del graffiti y los murales está evolucionando y dando muestras de talento por parte de artistas frescos con ganas de contar algo o simplemente llenarnos la vida de color.
A menudo asociamos estos bloques de construcción con nuestra infancia. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, estas piezas han llegado a convertirse en verdaderas obras de arte.