En esa gran película que Paco León realizó sobre las extrañas parafilias que podemos llegar a sentir y sobre qué inimaginables cosas pueden despertar nuestro deseo sexual, se explicaba lo que era la dendrofilia.
La dendrofilia es sentir excitación con y por las plantas, las flores o los vegetales y no, no es raro porque, la botánica tiene un lado muy sexual y muy sensual que ahora se nos presenta en un libro de fotografías titulado Pornosynthesis.
Si todavía seguís pensando que estamos hablando de locuras, sabed que la ecosexualidad es un movimiento que se está extendiendo desde el 2008 y en el que se profesa la creencia de que tener sexo con la tierra o en un entorno natural, puede salvar el planeta y ayudar a combatir el cambio climático a base de calentamientos no nocivos.
Catherine Losing y Robert Graves-Morris en Pornosynthesis nos invitan a descubrir un lado de las flores que nunca antes habíamos visto.
El proyecto es un viaje visual hacia la sexualidad de las plantas, que nos brinda una vista en primer plano de las partes internas de las flores y que está inspirado en las revistas de pornografía de la década de los 70.
Losing y Graves-Morris combinan su creatividad y su visión para crear impresionantes fotografías llenas de glamour y de espíritu erótico-festivo retro.
"Nos gustó la idea de ayudar a las abejas creando una versión irónica de una revista porno para ellas..."
Para conseguir que las fotografías rezumen sensualidad y flujos, Losing confiesa "[...] usamos la luz para agregar textura y forma a los sujetos de la naturaleza muerta y, también, utilizamos un poco de un elemento básico de naturaleza muerta; la glicerina da el toque húmedo".
Lo cierto es, que viendo las fotografías podemos encontrar similitudes obvias entre las flores y nuestra anatomía genital; además la composición y la ambientación que los artistas crean con las auras nebulosas y seductoras, refuerzan el concepto sexual.
Este proyecto no sólo tiene un objetivo artístico, también pretende concienciar sobre el polen y los polinizadores porque las abejas y sus poblaciones están en declive.
Los creativos cuentan, "Nos gustó la idea de ayudar a las abejas creando una versión irónica de una revista porno para ellas y todas las ganancias del libro están siendo donadas a la organización benéfica The Bee Cause que actúa en Reino Unido.