Los primeros días de ese sol que empieza a calentar a finales de primavera son la antesala de un estío que esperamos año tras año con la ilusión y la emoción del que acude al último día de clase.
El verano no es una estación, es un sentimiento que nos recorre el cuerpo y dibuja el mapa de los sueños y las fantasías que creemos que se harán realidad en esos meses en los que todos y todas estamos destinados a ser felices.
Todo es posible en los días más largos del año, somos quienes queremos ser y reflexionamos, más que nunca, sobre la importancia de tener y dedicar tiempo a las cosas que hacen que la vida valga la pena.
¿Quién no quiere disfrutar de un verano eterno? Esa es la esencia del trabajo fotográfico de Giuseppe Scianna.
En cada una de las capturas de Scianna, el tiempo parece detenerse y flotar envolviendo atmósferas en las que el ocio, la libertad, el costumbrismo y la felicidad parecen darse la mano en pequeños momentos perfectos.
Con aires del cine del maestro francés Éric Rohmer o del maestro italiano Paolo Sorrentino, este fotógrafo siciliano nos cuenta microhistorias con las que nos es fácil sentirnos identificados e identificadas y que nos traen a la memoria nuestros recuerdos o tener nostalgia de lo no vivido.
Giuseppe se considera un nómada que viaja por Italia pausando el tiempo y la emoción con retratos de personas que cabalgan entre la fotografía callejera y el fotoperiodismo.
Sobre su cabeza, siempre sobrevuela una idea y un concepto, la fugacidad y la intensidad de instantes que, por sencillos y livianos que parezcan, son irrepetibles, son lo más cercano a la plenitud que viviremos nunca.
Giuseppe Scianna: Instagram