Cada cierto tiempo se alinean los astros cinematográficos para regalarnos nuevas miradas y perspectivas enriquecedoras que, en esta ocasión, tienen en común ser las de seis directoras españolas que diseccionan la realidad convirtiéndola en maravillosas ficciones.
El cine y la vida son un combo indivisible que llevan retroalimentándose siglos. Asistir al milagro de la existencia detrás de una cámara y transmitírselo al público con la veracidad y la fidelidad que se requieren para activar la empatía del espectador y la espectadora está al alcance de muy pocos y pocas.
Herederas del costumbrismo de Fellini, del cine social de Truffaut o del melodrama de compatriotas como Almodóvar y León de Aranoa, en los últimos años ha habido seis realizadoras españolas que han copado titulares y arrasado en diversos festivales dispuestas a que sus nombres de mujer suenen igual de fuertes que los de los maestros que se les atribuyen como referencias.
Ese cine patrio que muchos y muchas entienden como un género está sediento de maneras de comprender la ficción a través de voces femeninas que nos apelan a todo aquello que nos removió en un momento vital o nos remueve ahora dejando huellas indelebles en nuestra piel y en nuestra alma.
Con la infancia, la nostalgia y la familia como los ejes centrales de sus obras, estas seis directoras españolas tienen seis maneras diferentes de revolucionar un cine que nos habla de toda la amalgama de sensaciones y sentimientos que nos hacen quienes somos y que, al final, nos convertirán en mejores personas.
Celia Rico y Viaje al cuarto de una madre (2018)
Protagonizada por Lola Dueñas y Anna Castillo, la cinta de Rico nos presenta el dilema que supone dejar ir o sucumbir al egoísmo por miedo a través de la relación de una madre que siente que su hija debe volar a pesar de que le aterra la soledad, y una hija que se debate entre cumplir sus sueños o cuidar de una madre que no los tiene.
Lucía Alemany y La inocencia (2019)
Como una especie de coming of age rural, Lucía Alemany no cuenta de manera muy cercana un verano en la vida de Lis (Carmen Arrufat), una adolescente que sueña con convertirse en artista de circo y salir de su pueblo antes de que llegue el otoño y, con él, las consecuencias de algunas malas decisiones propias de la falta de madurez.
Pilar Palomero y Las niñas (2020)
La ópera prima de Pilar Palomero le valió los premios Goya a mejor película, guión, dirección novel y fotografía en el año de su estreno. El filme es un tierno y doloroso retrato de esas niñas del título que están a punto de convertirse en adultas en la complicada España de unos años 90 que todavía eran muy conservadores.
Clara Roquet y Libertad (2021)
Otro paso al mundo adulto en un verano que, en esta ocasión, protagoniza Nora, una chica de 14 años que no encuentra su lugar en una acomodada vida. Todo cambia con la llegada de Libertad, de 15 años e hija de Rosana, la mujer colombiana que cuida a su abuela. El choque cultural y de clases entre ambas no impedirá que forjen una fuerte y corta amistad.
Alauda Ruiz de Azúa y Cinco lobitos (2022)
Una de las sorpresas de este año y un fenómeno del boca a boca en toda regla es el protagonizado por el debut de Alauda Ruiz de Azúa. Su visión sobre la maternidad desde dos etapas diametralmente opuestas ha arrancado sonrisas y lágrimas a parte iguales, y todo debido a un reparto en estado de gracia encabezado por Susi Sánchez y Laia Costa.
Carla Simón y Alcarrás (2022)
La primera española en ganar el Oso de Oro en Berlín (y la sexta mujer en la historia del famoso festival) nos regala en Alcarrás la historia costumbrista de una familia de payeses rodada con abrumadora sutileza, inteligencia y realidad. Sentimos los rayos del sol en la cara, nos impregna el aroma de los melocotones o las paraguayas y nos emocionamos con el latir de los corazones de unos personajes que llenan sus silencios con gestos y miradas con los que se dicen lo que callan, lo que les aterra.